Proyectos de Investigación

lunes, 29 de agosto de 2011

LA ESCUELA: UNA AVENTURA ENTRE SIGLOS

Los invito a leer este material elaborado por el Ministerio de Educación de la Nación. Explora Pedagogía
Temas trabajados en el Fasciculo N° 1 "Hacer Escuela"

Introducción  | La escuela y nosotros  | ¿Cómo es que las escuelas llegan a ser lo que son? | ¿Qué define a una escuela? |De la escuela al sistema educativo: el caso argentino | La escuela en la mira | Conclusiones: la escuela del presente y la escuela del futuro

Autores: Mgt. María Silvia Serra (UNR) y Lic. Natalia Fattore (UNR), con la colaboración de la Lic. Mercedes Potenze y la Lic. Verónica Trevi |
Coordinación autoral: Dra. Myriam Southwell (UNLP/CONICET/FLACSO)

Hacer Escuela
http://explora.educ.ar/wp-content/uploads/2010/04/PEDAG01-Hacer-Escuela.pdf

jueves, 25 de agosto de 2011

TALLER DE NARRATIVAS Y ESCRITURA ACADÉMICA

IMPORTANTE

TALLER DE ESCRITURA

NARRATIVAS Y ESCRITURA ACADÉMICA

A CARGO: PROF. VIRGINIA GRANADOS

Coordinadoras: Mgter. Elizabeth Carrizo y Esp. Marcela Arocena.

FECHA DE INCIO: EL SÁBADO 27 DE AGOSTO

HORARIO: DE 10 A 13 HRS

PRÓXIMOS ENCUENTROS: Sábado 3 y 10 de SETIEMBRE.

LUGAR: INSTITUTO SUPERIOR DEL PROFESORADO DE SALTA Nª6005 ENTRE RÍOS 1851

Se otorgará por la realización de esta actividad 40 créditos.

CONSULTAS: practicaeducativasalta@gmail.com

miércoles, 24 de agosto de 2011

INSTITUCIONES EDUCATIVAS - CULTURA INSTITUCIONAL

Texto Trabajado por la Prof. Carrizo para analizar el tema: Cultura Institucional.

Las Instituciones Educativas Cara y Ceca Cap 1,2 y 3

lunes, 22 de agosto de 2011

LA ESCUELA COMO MAQUINA DE EDUCAR

Pineau (1998). La escuela como máquina de educar

LOS CORISTAS (ANÁLISIS PELICULA)

La Escuela como frontera de lo posible


Por Lorena Atamian

La relación simbólica entre la escuela y los jóvenes de sectores populares

La Escuela en tanto:
1.   Territorio de expectativas “… que supone traspasar el umbral de la sola determinación de las funciones asignadas…”, (Duschatsky;1999:15). Su “uso” cuestiona las pretensiones homogeneizadoras de las instituciones educativas que pretenden homogeneizar la educación, habilitando la búsqueda de sentido.
2.   Constructora de un sujeto social civilizatorio, según la corriente hegemónica del Siglo XVIII y XIX, progreso indefinido a partir de las bondades de la ciencia y la tecnología, cuestión que ubica a la escuela como la promotora de la emancipación humana. Hacia el progreso, la igualdad y la libertad, según La Ilustración.
3.   Lema educación igual a progreso global, que comienza a resquebrajarse en pleno auge del desarrollo científico y tecnológico, donde prolifera la pobreza y las injusticias sociales.
4.   Discursos tendientes a legitimar las desigualdades imperantes en la sociedad capitalista, en el sesenta y setenta. Se la define como el lugar donde opera la violencia simbólica, imponiendo contenidos y modalidades de sentido. Retomando palabras de Bourdieu, “un sistema social particular se reproduce no sólo porque garantizan las condiciones económicas de producción, que hacen posible que una estructura se conserve, sino que a ello contribuyen un conjunto de prácticas educativas tendientes a modelas los esquemas de percepción y comportamiento de los sujetos” (16). Esto, considerando que junto a la familia, la institución educativa es el lugar por excelencia que hace posible la reproducción cultural.

Las juventudes

¿Cómo explicar que mientras algunos jóvenes sólo viven el malestar de la institución transgrediendo los ritos escolares; otros expresen su gratitud, por ejemplo, exponiendo con orgullo el guardapolvo? (19). De este interrogante se desprende el éxito de la acción socializadora o la eficacia de la violencia simbólica, pensando que “quienes la valoran (a la escuela) son la prueba fehaciente de que la violencia simbólica fue posible” (20). En este contexto, la cultura escolar, lejos de reconocer las historias, tradiciones, creencias, estilos de vida propios de los sectores populares, los clasificaría como cultura degradada o legitimaría su uso en los límites de lo privado (20).

Una perspectiva simbólica sobre la escuela

Lo simbólico, es definido en este texto como proceso cultural mediante el cual se asocian a ciertos significantes unos significados particulares (20). En este sentido, la escuela ocupa un lugar privilegiado para enseñar, aprender y socializarse (21).
La autora propone pensar en escuelas vividas, subjetivizadas, no por personas consideradas individualmente sino por grupos sociales inscriptos en particulares condiciones de existencia. De esta manera, Duschazky propone “capturar los usos simbólicos que se producen al interior de un sistema controlado y presciptivo”, asintiendo que “nuestra mirada pone entre paréntesis la función de la escuela para detenerse en la experiencia educativa” (21).

La autora plantea que desde una perspectiva simbólica, la escuela no será “la misma en todas las épocas, ni para todos los sujetos ni para los mismos sujetos en distintos períodos” (22). De esta afirmación surge la importancia de la capacidad de interpelación de la institución, que podrá erigirse en el horizonte de lo posible a partir de articular todo un campo de deseos, aspiraciones e intereses (22). Al respecto, esboza, “los núcleos de sentido que reviste la relación entre los jóvenes y la escuela se construyen ahí donde parecen advertirse los dislocamientos discursivos, las fisuras que atraviesan la vida cotidiana de grupos juveniles que viven en contextos de pobreza” (22). Entonces, se considera a la escuela como campo de posibilidad, situándose en el terreno de la experiencia educativa, del uso que de ella hacen los sujetos (22).

¿Quiénes son los jóvenes de sectores populares?

Se plantea de manera interesante en el texto que la noción de clase popular instala: la idea de la desigualdad en la apropiación de bienes materiales y simbólicos; y el conflicto como territorio de disputa en la construcción de sentidos. Lo popular, se perfila entonces como una práctica de sentido anclada en un escenario de desigualdad y disputa (25). Plantea Duschatsky que “las identidades juveniles de los sectores populares se construyen en una relación particular con el territorio y los consumos globales. La vida cotidiana marcada por el peso de lo local, las relaciones cara a cara, la dilusión de lo privado” (26).

Entonces es interesante pensar el vínculo entre los jóvenes de los sectores populares y la escuela como no determinado por la condición de pobreza ni por una  esencia escolar que puede suspender las diferencias culturales. Así es como se piensa que lo jóvenes resignifican su tránsito escolar (26). Siguiendo lo planteado, la autora reflexiona acerca de los jóvenes que asisten a la escuela y resignifican su tránsito escolar, otorgándole sentido en su uso. Así es que Duschatsky intenta buscar huellas en otros lados fuera de la escuela, e introduce al barrio. Se puede considerar el barrio (como territorio de experiencia diaria cargada de significación: donde hay solidaridad y rivalidad) y en la escuela (como contingencia, como apertura de significados, como una frontera donde se mezclan distintos territorios)
Continuando con la noción de barrio, se lo define como unidad de depositación simbólica; como morada de una memoria colectiva e individual; como territorio privilegiado de la experiencia cotidiana, cargada de significación.

La escuela como frontera
Es vital transcribir esta afirmación: “… la escuela entonces tendrá mayor o menor capacidad de interpelación en la medida en que logre responder al horizonte de expectativas de los sujetos y, dado que las redes sociales de satisfacción no son las mismas en cada lugar, los sentidos con que se invista a la escuela serán diferentes según los contextos de que se trate, según las oportunidades sociales y culturales que rodee a cada grupo social. La valoración social de la escuela es entonces una construcción parcial y situacional…” (77).

La frontera como horizonte de posibilidad

La escuela como frontera es la escuela portadora de variación simbólica, que introduce una diferencia sustancial para la autora. Lo sostiene en dos sentidos: como contingencia (que se opone a la idea de institución como neutra) y como no excluyente (que hace posible una resignificación de la propia experiencia a través de la escuela). Así es como la autora caracteriza a la escuela como frontera, más como un límite que como un horizonte.

Resulta interesante recalcar que la escuela pertenece a un universo que nombra a los jóvenes en tanto sujetos sociales, portadores de derechos. Y que este pensar a la escuela como frontera remite a la construcción de un nuevo espacio simbólico que quiebra las racionalidades cotidianas, la del tiempo y la del espacio. Aparece la exigencia de la anticipación y la previsión, tiempos de trabajo y descanso, formulación de proyectos. También, representa el acceso a lo ajeno, a superarse.  En ella reina el universo de la palabra, permitiendo el uso de la pluralidad del lenguaje para operar “en el terreno de la simbolización plena”.

Un pasaje a otro lado

La autora utiliza de Gadamer (1977) el señalamiento que lo que se percibe de un texto es aquello que tiene que ver con uno. En el caso de la escuela se presenta un caso similar, ya que la escuela adquiere sentido para el sujeto cuando la experiencia escolar entra en el horizonte de sus expectativas de vida (81). Entonces, se presenta como “pasaje al reconocimiento social, posibilidad de experimentar otra sociabilidad, entrada a nuevos soportes discursivos” (81).
Por otra parte, el pertenecer a la institución escolar se convierte en un reconocimiento en el interior de la propia comunidad y como medio de articulación con la sociedad global. La escuela: prestigia y diferencia.
De los testimonios de los/as chicos/as en el texto se deriva que: al comentar ellos que asisten a la escuela son mejor tratados / respetados por miembros de su comunidad; que la escuela se presenta como una institución proveedora de derechos, del derecho a participar del progreso (y brindar una posibilidad de despegue de la fatalidad de origen) y a recibir la confianza de otro. A esto se suma que la escuela brinda un componente afectivo y un soporte que viene a suturar relaciones primarias familiares profundamente quebradas.
De alguna manera, es como si se buscara en la escuela la reparación de los vínculos primarios fracturados, funcionando la escuela de sustituto de estas relaciones primarias. Es interesante revisar los testimonios recolectados en la página 83 del texto para tomar dimensión de “la escuela es mucho más que el lugar donde vienen a estudiar” (84).

Una nueva experiencia de sociabilidad

El texto esboza la relación entre la asistencia a la escuela y algunas teorizaciones de género, por ejemplo, que para las mujeres, asistir a la escuela implica salir de lo doméstico,  “para las chicas ir a la escuela es un símbolo de estatus juvenil vedado históricamente” (85). Así, chicos y chicas pueden construir espacios comunes simétricos y horizontales de interacción, consiguiendo en la escuela un espacio diferente de constitución de lo juvenil.
Entonces, la escuela se presenta como un espacio fundador de nueva sociabilidad, y en el uso que de esto hacen los actores se deriva que “existen prácticas y significaciones que escapan a las funciones previstas y prescriptas por las instituciones” (85).
La escuela se presenta también para los/as chicos/as que participaron de la investigación que da lugar al texto como una distracción. Significa salir de  la casa, del barrio, para entrar a la escuela, donde están sus verdaderos amigos, donde pueden recrear modos de estar juntos. Es el re ligar del grupo a través de valores como la solidaridad, la comprensión y la ayuda mutua (87). Una vez más, la idea de frontera.

Es válido transcribir lo siguiente: “la diferencia simbólica (en la apropiación de un texto por parte de un alumno/a) se asoma cuando los jóvenes reconstruyen sentidos en la intersección entre su experiencia vital y las retóricas procedentes de la cultura letrada” (91). Plantea De Certeau (1980) que los jóvenes se apropian de los textos y de los contenidos escolares en una suerte de “reactualización de la memoria” (92). Esto deriva que los jóvenes se sientan hablados por los textos, y que en ese acto, “fragmentos de su historia se actualicen cobrando nuevos sentidos, gracias a este acto de metamorfosis que se produce en todo acto de lectura” (92). Quizá el desafío sea que la escuela procure narraciones rigurosas y semánticamente abiertas permitan a los jóvenes ampliar sus umbrales de interpretación (92).

La autora sostiene que “el tránsito por la escuela crea una brecha de posibilidad, pero ésta no radica específicamente en la calidad de las propuestas pedagógicas sino en la producción de una experiencia que al tiempo que sutura fisuras en la vida cotidiana y nombra un conjunto de expectativas sociales no satisface toda la gama de intereses y deseos juveniles (…) justamente el paso por la escuela mantiene vivo el malestar que empuja a seguir buscando nuevas posibilidades…” (93).

Más allá de la escuela: consumos y prácticas juveniles

En este momento, el foco será puesto en los jóvenes que asisten a la escuela y en los que no lo hacen, quedando fuera de la experiencia escolar. Plantea la autora que la experiencia escolar funcionaría como motorizadora de proyectos, ya que la vida escolar estimularía la creación de redes de intercambio (que derivan en prácticas autogestivas y en los registros de consumos culturales). Se vislumbran diferencias en la elección de los consumos culturales entre quienes asisten y quienes no asisten a la escuela. En quienes asisten a la escuela se presentan distintos gustos y preferencias, lo que indica que la escuela no impondría un significado ya que no hay una elección homogeneizadora de consumos culturales (95).
En el texto se plantea que entre quienes asisten a la escuela, el consumo cultural se centra en la radio y el televisor, ocupando el libro un lugar secundario. Y en cuanto al consumo musical, se esboza que la cumbia sería un eslabón que reactualiza los componentes territoriales de identidad mientras que el rock agregaría nexos de identificación desterritorializado y el punk se mostraría como contestatario. Se esboza en el texto que sería en el rock en donde se desdibujan las fronteras sociales de distinción, y se acortarían las distancias entre grupos de jóvenes al compartir este estilo de música.
Respecto al consumo televisivo, vale mencionar que existe la elección de los programas “fiesteros” (Video Match) que reproducen lazos comunales, exitación, catarsis, otros tipos de programas que son elegidos por sentirse identificados con las historias que narran (Verdad /Consecuencia).
Por último, el consumo del objeto libro revela que sigue siendo un bien preciado, aunque no es un consumo predominante, a menos que en ese joven se haya “instalado el placer del texto” (100).

Se destaca que la necesidad de los/as jóvenes de tomar la palabra se vislumbra en las radios locales, la producción de revistas, en la conformación de centros de ex alumnos, entre otros, constituyéndose éstas en prácticas de visibilidad pública para la autora (1999:100). Por último, en el texto se comenta la característica peculiar de cada uno de estos medios de comunicación: la radio local (como puente de apertura cultural invitando a consumir productos globales), las revistas (en tanto formatos de reacción cultural, expresando aspectos de la conflictiva relación de los jóvenes con la escuela), los centros de ex alumnos (que agrupando jóvenes entre los 15 y 20 años se presenta como una alternativa diferente, brindando intercambio comunitario cara a cara, abriendo espacios de participación juvenil, creando redes con otros barrios).

Finalmente, la autora expresa “la escuela para los jóvenes de nuestro universo constituye una posibilidad, un encuentro incompleto que más que cerrar el campo experiencial, define umbrales para nuevos encuentros. Pensar a la escuela en términos de posibilidad y no de discurso autosuficiente y excluyente nos libra de la ilusión pedagógica de convertirla en el lugar total de constitución de la identidad juvenil” (1999:105).  

Bibliografía teórica utilizada:
  • Duschatsky, Silvia (1999) La escuela como frontera, Reflexiones sobre la experiencia escolar de jóvenes de sectores populares, Editorial Paidós, Argentina. 

RECUERDOS DE ESCUELA (AÑO 2010)

Los chicos del Prof de Matemática de 2do año de la Carrera, en el año 2010, escribieron un pequeño relato sobre su experiencia en una escuela a la que asistieron.


“De mi escuela secundaria el recuerdo más lindo que me quedo es el grupo de compañeros que se formo en los últimos dos años. Mucho compañerismo, muy unidos sobre todo cuando realizamos el viaje de egresado a Bariloche” Nico

“Mi trayectoria escolar desde el pre jardín a tercero de Polimodal la viví en la misma escuela, por lo que fue toda una vida dentro de la Institución que me dejó muchos recuerdos. Cuando cursaba 5to grado me anoté para las Olimpiadas Matemáticas Ñandú, en principio mi interés era salir del curso, ya que nos reunían en la biblioteca para practicar ejercicios. Al pasar la primera instancia de las Olimpiadas, la situación me hizo dar cuenta que me era fácil usar los números y esto me produjo el interés en la Matemáticas, por lo que hoy intento estudiar esta carrera” Martín

“Recuerdo que era muy participativo en torneos intercolegiales de futbol y vóley. Pero los profesores que eran entrenadores de los alumnos exigían que tengamos el 100% de las materias que cursábamos aprobadas y que cada falta a la escuela sea solo por enfermedad o causa justificada. A mi criterio era una forma motivadora que a los alumnos que les gustaba jugar estos deportes se esforzaran en sus estudios para poder integrar los equipos, al final de cada año, se entregaban menciones de honor deportivas por el desempeño de alumnos representando la institución en diversas competencias” Gustavo

“El Colegio al que asistí en secundaria era el Instituto Jean Piaget, este era el 2do año de inicio de actividades y se ponía en práctica una nueva metodología basada en la teoría piagetiana, donde se nos daba la posibilidad de elegir en algunas situaciones y de expresión “sin límites”. Esto para mí, que venía de una educación tradicional, era revolucionario. Pero como era de esperarse la libertad, en algunos casos se convertía en libertinaje. De manera gradual el Colegio cambió aproximándose a la educación tradicional” Alejandra

“El recuerdo más claro que tengo de la secundaria es éramos 46 alumnos, 40 varones y 6 mujeres. La mayoría de las compañeras venían de colegios de mujeres solas y los varones eran todos de la primaria del Belgrano, por lo tanto no estaban acostumbrados a tener compañeras mujeres. De las 6 éramos solo 2 que veníamos de Colegios mixtos, y nos costó muchísimo la integración y convivencia tanto con las mujeres como con los varones” Gabriela

“La escuela primaria (escuela del cerro) era muy buena durante los primeros años debido a los valores q incorporaban a los niños, tenía muchas actividades recreativas al aire libre. La biblioteca contaba con muchos textos interesantes, trabajaba de manera complementaria y sus maestros estaban muy compenetrados con su tarea de enseñanza” Maca

“Recuerdo del Colegio Secundario estando en el último año, ser participe y promotor de una sentada masiva, en reclamo a las autoridades del Colegio por la falta de higiene en la Institución, la falta de agua y bancos rotos. En la cual, recuerdo muy bien, ya que prendimos fuego dentro del Colegio llamando la atención del canal de televisión local y por supuesto la de los bomberos. Conseguimos nuestro objetivo, fumigación, limpieza, arreglo de bancos y un par de días sin clases, además de las amonestaciones por revelarnos en ese entonces al Rector normalizador” Cristian

“Lo que recuerdo más de escuela Secundaria son las ferias de contabilidad q se realizaban una vez al año. Debíamos separarnos en grupo y formar una empresa, cumpliendo todos los requisitos formales que requiere la misma. Durante 3 días de exposición debíamos realizar operaciones de compra y venta, con asientos de libro diario, mayor y balance, debíamos mantener la empresa y no llevarla a la quiebra por que nos llevábamos la materia, distintos colegios nos visitaban y los dejaban que operen con un préstamo que le hacia el banco formado allí. Fue una muy buena experiencia, y por lo menos a mí me gustaba mucho.” Alejandra

“Recuerdo de la escuela primaria, que cuando cursaba el primer grado tenía una maestra llamada Norma Choques, que siempre todas las mañanas solía hacernos repetir las vocales y el abecedario antes de comenzar a dictar la clase, y como yo no había cursado el Nivel Inicial (Jardín) por problemas familiares, esta docente me tenía en cuenta. Es más me daba clases extra escolares porque sabía que yo no contaba con alguien que me ayude en casa. Con el transcurso del tiempo todos los alumnos del 1er grado llegamos a fin de año, sabiendo leer, escribir, etc. por igual.” Paulina

“Los únicos recuerdos que me vienen a la memoria son aquellas vivencias que hoy me hacen reír, fueron momentos muy agradables en mi vida, tanto en la escuela primaria como en la secundaria, mayormente se traducen en travesuras. También recuerdo que participaba muy poco en los actos escolares, pero una vez correspondía al curso donde asistía realizar el acto. Salió bastante bien, porque la Prof. tenía a cargo organizar los números y nosotros solamente decoramos el salón” Nelson

“Recuerdo un episodio, cuando tenía 15 años estaba en la secundaria, la Prof. de Historia llamada Susana, todos los días nos dictaba de su librito durante todo el año lectivo, y nosotros nos pasábamos escribiendo todo el tiempo; como era tan aburrida la clase a nadie le gustaba la materia. Un día encontramos la llave en la puerta del aula y decidimos cerrarla y esconder la llave. Cuando vino la profe y no pudo dar clases se molesto mucho y se fue. Ese día fue muy divertido porque nos fuimos a la cancha a jugar básquet” Mirta

“Toda mi primaria desde los 5 años en Jardín hasta los 12 años finalizando el 7mo grado, lo realice en la escuela Dr. Delfín Leguizamón. En ese establecimiento pude aprender a comunicarme con los demás gracias a los maestros que tuve y que aun los recuerdo porque fueron muy buenos al dar las clases. Lo que puedo rescatar mas son a todos los maestros de Matemática, ya sea en la primaria como en la secundaria, quizás por ese motivo me gusta la matemática, porque ellos me transmitieron ese gusto, el que no es difícil ni feo; por esa razón estoy en esta carrera” Laura

“Se dice que la niñez es la mejor época en la vida de las personas, es un criterio personal; siempre depende de cada uno. Quiero creer que es verdad para todos, en mi caso particular lo fue; creer que la magia existe, que los finales son siempre felices, debo reconocer que fui unos de los chicos que lloró cuando mi madre me dejo mi primer día en jardín de infantes. Quizás porque creo que mi familia siempre me consintió demasiado. Y cuando crecí un poco volver a las seis de la tarde de la escuela y salir corriendo a jugar a la pelota con mis amigos, y cuando volvía mi madre porque siempre volvía sucio, jeje. Son recuerdos que uno mira al pasado, los ve quizás con un dejo de nostalgia. Pero siempre mirando hacia adelante para realizar todos los sueños y las metas que me proponga. Gustavo

“Recuerdo que mi escuela estaba Mercedes Provincia de Buenos Aires y tengo el recuerdo de una maestra muy bondadosa, María Ester Bassi de 4to y 5to grado. En esa época no era muy aplicado, jugaba mucho. En la escuela secundaria cambié, fui buen alumno. En aquel tiempo estudiaba y trabajaba. Tuve buenos compañeros.” Julio


“Los recuerdos que tengo de mi educación primaria y secundaria son lejanos y están algo borrosos. Sin embargo, el guardapolvo blanco, tableado y con un enorme moño en la espalda, el cabello recogido en forma muy prolija que se esmeraba en acomodar mi madre, están muy frescos en mi memoria; la vieja campana de metal que se hacia oír a grandes distancias, mi maestra de 4to grado dulce y amable, la señorita de música que en medio del pedregal caminaba con sus altos tacones con dificultad, mis compañeros de grado y el día que termine 7mo grado, son cosas que recuerdo con mucha claridad.
Yo hice mi educación primaria en la Escuelas N° 86 San José de Calasanz del Carmen Jujuy. Era una escuela rural de jornada completa, donde se nos brindaba desayuno, almuerzo y merienda a los alumnos, que en su mayoría éramos hijos de peones rurales” Haydee

“Lo que recuerdo de la escuela primaria en donde asistí desde 1er grado hasta 4to grado, es que era una escuela de Jornada completa, se entraba a las 9 de la mañana y la hora de salida era las 17 horas. Es una escuela grande, porque de vez en cuando voy a visitar mi pago, La Quiaca, y siempre paso por el frente y está igual; me vienen los recuerdos de mis compañeros y de mis maestras; el comedor grande en donde todos los niños desayunábamos y almorzábamos muy rico, nos daban el segundo, sopa y el postre, que a veces era anchi, arroz con leche o mazamorra. Tenía dos patios amplios, cancha, la sala de música, donde había un piano grande de color negro y cantábamos los carnavalitos. Que lindos recuerdos!!!!